18 ago 2011

LAS AVES EN LA PROVINCIA DE LA PAMPA

Nuestra provincia, al igual que la mayor parte del territorio argentino…, integra la gran región zoogeográfica llamada Neotropical, que abarca la mayor parte del territorio americano. La Pampa pertenece a la Subregión Andino Patagónica e integra los distintos distritos pampásicos, patagónico y subandino.
La fauna nativa ha sufrido los embates de la instalación del hombre y la puesta en producción del espacio pampeano, la alteración de los ríos, el crecimiento urbano, la caza, la explotación de sus bosques nativos, han sido factores principales del desplazamiento o la desaparición de diversas especies.
Al mismo tiempo, la introducción de especies foráneas, tales como la paloma casera y los gorriones, en el caso de las aves, instaló competidores que ocuparon nichos pertenecientes a especies autóctonas.
Las aves se manifiestan a través de una gran variedad, tales como ñandúes, perdices, martinetas, macáes, biguá, garzas, flamencos, chajás, patos diversos, jotes, águilas, gavilanes, aguiluchos, caranchos, teros, halcones, gallaretas, chorlos, loros, dormilones, carpinteros, horneros, cachilotes, viuditas, tijeretas, calandrias, churrinches, benteveos, siete colores, zorzales, diucas, cardenales amarillos, jilgueros, cardenales, tordos, pecho colorado etc.
En todos los casos, la acción del hombre ha alterado su hábitat a través de acciones negativas.
UN MISTERIO PARA LAS AVES

Vivir en La Pampa
Vivir en una mar de pastos implica adaptaciones especiales para la fauna. En una llanura tan extrema como la pampa, solo el suelo se ofrece a los mamíferos no voladores.
Para las aves voladoras el problema es dónde instalar el nido. Todo lo que consiguen para ocultarlo es una mata vegetal, como sucede con los jilgueros o con el chingolo. Otras prefrieren un lugar abierto dónde nadie pensaría encontrar un nido, tal como lo hace el tero común, y solo algunas pocas desarrollaron la nidificación en cuevas: por ejemplo, las camineras o la lechucita vizcachera.
La martineta colorada, si bien es buena corredora, confía en su plumaje mimético para “hacerse perdiz” entre los pastos.

De vuelos y cantos
Al vivir en un mundo horizontal, muchas aves desarrollaron técnicas particulares para hacerse notar, los despliegues aéreos son comunes y los practica, por ejemplo, la cachirla común, de mimético colores pardos, que se eleva y canta hasta ser solo un punto perdido en el cielo, para dejarse caer luego en planeo mientras emite su voz. Algo parecido hacen el pecho colorado y el jilguero dorado, pero su plumaje pone una nota escarlata en el primero y una nota amarilla en el segundo. La tijereta hace vuelos de exhibición mientras abre y cierra las larguísimas timoneras de su cola, que le dieron el nombre.
Hay aves como el chingolo, o el hornero común en La Pampa, asociado a las zonas de pasto corto y árboles.
Típico de los pastizales y capaces de aprovechar las semillas de las gramíneas son las Corbatitas, La común es la más abundante.
Entre los predadores el halcón plomizo, es muy buen cazador. El chimango come carroña, insectos y pequeñas presas. La noche es el turno de las lechuzas. El lechuzón de campo, captura lauchas y otros pequeños mamíferos.                

COMO SER AVE PAMPEANA

Ocultarse entre las matas y pastos altos. Encaramarse en sus espigas que son como miradores. Ubicarse en la zona de pastos cortos para observar predadores. Hacer piruetas aéreas para exhibirse ante las hembras o patrullar en vuelo en búsqueda de presas. Ese es el destino de las aves pampeanas.

El piquillín con sus brillantes frutos rojos es el alimento de numerosos habitantes del monte, entre los que se destacan los bulliciosos loros barranqueros de hábitos sociales y colorido plumaje, que también aprecian los frutos del molle.
Corredores de la llanura
El ñandú o choique, exclusivo de América del sur, merece un capitulo aparte porque es muy apreciado en la zona  de Puelén,  es el gran corredor. Su cuello le permite otear el horizonte y, en caso de peligro, alejarse con un trote continuo que, convertido en veloz carrera llega a los 60 Km. por hora e incluye gambetas de increíble agilidad.
Su dieta es vegetal, pero no desaprovecha insectos, culebras o ratones. A fines del invierno, los machos, con mugidos suaves y pluma esponjada, pelean para reunir su harén. El vencedor se queda con el mayor. En un nido común, las hembras ponen un total de 20 a 30 huevos (en ocasiones hasta 60) que el macho incuba. Las hembras pasan luego a poner para otro macho, pero el vencedor ya se aseguró el mejor sitio y época para nidificar y criar a los pichones, llamados charabones o charitos.


Los super niñeros
El ñandú macho incuba durante unos 40 días los huevos que las hembras de su harén dejaron en su nido. El macho también se ocupa de la cría de los pichones.
En la confusión de peleas territoriales entre los padres, los hijos pueden mezclarse. Es común entonces ver grupos de charitos de diversas edades. 




MARCO LEGAL PARA PROTECCIÓN DEL CALDÉN


En La Pampa, recién a partir del año 1951 se comienza a exigir planes de ordenamiento forestal para el aprovechamiento racional de los bosques de caldén, que aún estaban en explotación. Sin embargo, la eficacia de estos planes fue relativa ya que los medios humanos y económicos eran insuficientes para el control y los bosques se siguieron sobreexplotando.
En la actualidad, la Ley N° 1.667 (ley de defensa, mejoramiento y aprovechamiento de los bosques y tierras forestales) regula el desmonte, la extracción, el aprovechamiento, el traslado de productos forestales y la ordenación forestal, siendo su autoridad de aplicación la Dirección de Bosques dependiente de la Secretaría de Recursos Naturales de la Provincia. La Ley Nº 1.354, declara de interés provincial la prevención y lucha contra incendios forestales, regula el uso del fuego y la obligatoriedad de las picadas internas perimetrales de los establecimientos privados. La Ley N°1.194 promueve la conservación de la fauna silvestre, mientras que la Ley N° 1.321 crea el sistema provincial de áreas protegidas, dando un marco a la conservación, recuperación, aprovechamiento de sus recursos y armonización de actividades en áreas de importancia ecológica, económica, social, histórica ó estética, ya sean naturales o semi-naturales.
A pesar de la normativa legal vigente y la buena voluntad expresada por las provincias, el marco político e institucional no es el adecuado para mejorar la situación actual en lo que
hace a la conservación y uso adecuado de la biodiversidad del caldenal. El grado de aplicación de estas leyes es muy variable entre las provincias, ya los organismos provinciales de
aplicación de dichas leyes (en general direcciones de bosques, secretarías de ecología o medio ambiente, etc.) cuentan con recursos humanos y financieros generalmente escasos.
Se ha detectado falta de coordinación e interacción entre las agencias provinciales y las nacionales a los fines de desarrollar un manejo adecuado y eficiente. Asimismo existen
superposiciones entre agencias gubernamentales dentro de cada provincia, que también dificultan una gestión adecuada.

LEY NACIONAL DE BOSQUES
La Ley Nº 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, más conocida como Ley de Bosques, establece normas y recursos económicos para el manejo sostenible de los bosques nativos y de los servicios ambientales que ellos brindan a la sociedad.
En la sesión legislativa de  se aprobó la Ley Provincial de Bosques que declara “de interés provincial la restauración, forestación, reforestación de los bosques pampeanos y de los servicios ambientales y aprueba el ordenamiento territorial de los bosques nativos.
Hago una importante acotación, ya que estuvimos presentes en la sesión legislativa.
Por su parte el diputado Adrián Peppino adelantó el voto positivo de su bloque pero hizo conocer un par de disidencias que el Frepam tenía con la ley, que finalmente salió:  por un lado “en el artículo siete deberíamos dejar planteado que todo proyecto de desmonte o manejo sostenible de bosques nativos deberá reconocer y respetar los derechos de las comunidades indígenas originarias que tradicionalmente ocupen o hagan uso de esas tierras”, lo que le valió el aplauso de representantes de los pueblos originarios que estaban en la tribuna disgustados con esta iniciativa que dicen no los tuvo demasiado en cuenta.  Y por otro lado “dejar el manejo de picadas contrafuegos en el marco que establece la nueva ley para que sea el único marco de intervención en nuestro caldenal y derogar los artículos cinco, seis y siete de la ley 1354”.

Protejamos EL CALDÉN


Los pueblos originarios consideraban al caldén como un “árbol
sagrado” para su cultura, y realizaban un aprovechamiento natural de sus frutos, leña y de su sombra, evitando la tala de la especie.
Estos pueblos, que tenían una economía de subsistencia, hacían un uso extensivo del bosque y su impacto probablemente haya sido mínimo, siendo los principales disturbios los ocasionados por la utilización del fuego para la caza, esencialmente ñandú y guanaco.
A partir del destierro de los pueblos originarios comenzó una gran repoblación de las tierras originadas por los grandes intereses económicos, desarrollándose  la colonización agrícola, con un fuerte
avance hacia el oeste, con la explotación de los bosques de caldén.
La fragmentación del caldenal comenzó a principios del siglo XX, con el desmonte para la explotación forestal, la construcción de caminos y luego la incorporación de grandes áreas a las actividades agropecuarias. Los incendios forestales y las malas prácticas de quemas  profundizaron este proceso, como así también
las picadas  internas de los terrenos que dividen las masas boscosas.
La extensa red ferroviaria que determinó la geografía del caldenal hasta la mitad del siglo XX, está hoy prácticamente desmantelada.
La actividad forestal se desarrolló fuertemente en la primera mitad del siglo XX, cuando los bosques de caldén fueron muy explotados debido a la calidad de su madera, para la fabricación de muebles, pisos de parquet, adoquines, colmenas, carbón, postes para alambrados, instalaciones para ganado y leña.
El caldenal es utilizado tanto para la producción de madera, como para el desarrollo de ganadería extensiva explotando los pastizales naturales.
Diferentes actividades humanas como el desmonte para la reconversión de tierras, la extracción selectiva, el sobrepastoreo y los incendios forestales, han contribuido a la reducción de la superficie boscosa total y degradaron cualitativa y cuantitativamente los
bosques remanentes de caldén.
Esta progresiva degradación del ecosistema tuvo importantes impactos socio-económicos. Afortunadamente, en los últimos años se observa una tendencia a la creación de nuevas áreas protegidas y el desarrollo de una legislación cada vez más protectora del recurso forestal, relacionado con una mayor preocupación de la sociedad por los problemas ambientales.
Durante las primeras décadas de este siglo fueron la extracción selectiva de madera, la cría de ganado y la modificación del ciclo natural de fuego las causas principales de los cambios en la composición florística y estructural del caldenal, mientras que los principales procesos de degradación ambiental actuales se vinculan a una fuerte presión de uso de los suelos.
El cambio en el uso del suelo fue en general precedido por la explotación selectiva y el empobrecimiento y degradación del bosque, que  suele considerarse como un freno a las actividades productivas. En la actualidad los bosques de caldén están siendo
amenazados por la extensión de la frontera agrícola favorecida por los valores de mercado de los productos agropecuarios, el aparente 
incremento de las precipitaciones en la región en los últimos años y la utilización de  nuevas tecnologías, permiten el uso de áreas que en el pasado no eran deseables para cultivos.
Desde un punto de vista ecológico, la desintegración del caldenal no necesariamente llevaría a una pérdida de diversidad biológica vegetal, pero podría estar afectando otros componentes de la diversidad biológica como aves y vertebrados.
Además en el caso del caldenal, coligado a un masivo desmonte
afectaría  el paisaje natural.

DETALLES DE NUESTRA FLORA


El mar de pastos
Las reinas de La Pampa fueron las gramíneas, que conformaban un ondulado y cambiante mar de verdes, amarillos y ocres.
Sin dudas el mayor y más majestuoso de los pastos es la cortadera, de llamativos penachos blanquecinos.
Antiguamente cubría enormes extensiones especialmente en tierras bajas y húmedas, pero hoy está limitada a áreas marginales, médanos y bordes de algunos arroyos.
Allá en el lejano oeste, el sector sudoccidental del espinal es el distrito del caldén, donde este árbol domina un bosque abierto.
robusto y de gran copa,  el caldén, está acompañado en el bosque por algunos algarrobos, chañares y sombras de toro. En el estrato arbustivo hay jarillas, piquillines, alpatacos que muestran un carácter más xerófilo de la vegetación.
Entre las gramíneas dominantes se observan la flechilla negra, flechilla blanca, paja, pasto puna. Las últimas tres especies aparecen cuando ha habido un sobrepastoreo.

Especies de la flora pampeana

-Arboles: Caldén, algarrobo, sombra de toro, tamarisco.

-Arbustos: chilladora, molle, yauyin, cedrón de monte, tramontana, jarilla hembra, jarilla macho, alpataco, tomillo, chilladora, zampa.

-Matas: barba de viejo o barba de chivo, carqueja, margarita pampeana, yerba de oveja, solupe, tomillo, olivillo, revienta caballo, retortuño, vinagrillo, té de burro.